“La mayor gloria no está en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos”
Confucio
Cuenta una historia que un campesino enojado por como las cosas funcionaban en el mundo reclamo por la presencia de Dios y al aparecer este, le dijo:
– Dios, quizás tú seas el responsable de crear el mundo, pero no eres un campesino, no conoces la agricultura. Tienes mucho que aprender.
Dios le preguntó:
- Dime campesino, ¿Cuál es tu consejo?
El campesino muy seguro de sí mismo, le contestó:
– Dame un año y deja que las cosas ocurran tal y como yo quiero, te aseguro que la pobreza no existirá nunca más.
Dios aceptó.
Naturalmente, el campesino pidió las mejores condiciones para su trabajo, no habría ni tormentas, ni ningún otro tipo de peligro para el grano. Con el pasar de los días, semanas y meses el trigo crecía y el campesino era cada vez más feliz ya que todo era perfecto.
Al final del año, el campesino muy orgulloso de sus logros le dijo a Dios:
– ¿Has visto cuánto trigo tenemos? ¡Habrá comida suficiente por 10 años sin tener que trabajar!
Sin embargo, al recoger el grano, se dio cuenta que algo no andaba bien, estos estaban vacíos. Desconcertado por lo que había descubierto, le preguntó a Dios qué había pasado por lo que éste respondió:
– Como el trigo no tuvo ningún desafío, no hubo conflicto, ni fricción. Como tú evitaste todo lo que podía ser malo, el trigo se volvió impotente. Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro de éste.
La noche es tan necesaria como el día y los momentos de tristeza son tan esenciales como los de felicidad.
Hay momentos de nuestra vida en el que situaciones o acontecimientos nos hacen creer que no podemos con ellos, que no tenemos más fuerzas; es allí donde queremos bajar los brazos y nos sentimos desfallecer.
Son esos momentos de tempestad, de oscuridad y de miedo los que pueden servirnos de estímulo para interpelarnos, para poder buscar en lo más profundo de nosotros, para permitir que aflore nuestro poder interior, nuestra magia permitiéndonos salir de lo conocido, ampliar nuestra círculo de influencia y finalmente florecer.
Es allí, donde traemos a nosotros el concepto de Resiliencia cuya etimología proviene de la palabra en latín “saliere” que significa: volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.
El término resiliencia se ha utilizado tanto en las ciencias ecológicas para denominar “la tendencia que tiene un ecosistema a recuperarse después de haber sido perturbado a través de cambios en las variables ecológicas por causas naturales o derivadas de la acción humana” así como en la física y química para definir la capacidad del acero para recuperar su forma inicial a pesar de los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo.
Edith Grosberg, autora del libro “La resiliencia en el mundo de hoy” define a ésta como “la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas”.
La resiliencia es una habilidad que todos podemos desarrollar con la práctica. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros pensamientos y emociones.
Para comenzar a trabajar en ello, dejamos 4 puntos importantes a desarrollar:
- Autoconocimiento
Necesitamos parar para mirarnos, escucharnos y así percibir y comprender como pensamos y sentimos. Es imperioso para ello poner foco en nosotros, la atención plena en nuestra voz interior como fuente rica de información de lo que necesitamos.
- Autogestión
Es natural pensar y sentir todo lo que pensamos y sentimos siendo esto una expresión de nosotros y de quienes estamos siendo en el único momento de vida que tenemos, el presente. Sin embargo, después de aceptar todo esto debemos gestionarnos para que nuestros pensamientos y emociones no se adueñen de nosotros, poner conciencia en lo que decimos y hacemos sabiendo el efecto que podemos causar por acción u omisión.
- Automotivación
Es vital encontrar el sentido a lo que hacemos, que tenga una razón de ser para quienes estamos siendo en el presente junto con la aspiración de quienes necesitamos ser en el futuro. Esta motivación nos permitirá esforzarnos y nos dará energía para avanzar de forma constante y más rápida.
- Autoconfianza
Luego de conocernos, gestionarnos y tener el combustible interno que nos permita accionar, es necesario confiar en nuestras capacidades y ser optimista con que podemos alcanzar lo que esperamos.
Para levantarnos, seguir avanzado y crecer es necesario saltar teniendo fe en nosotros, entregarnos al proceso sabiendo quienes somos y lo que podemos lograr. Como el ave fénix retornar de las cenizas y hacernos más fuertes en nuestra vulnerabilidad.
El trabajo en uno mismo nos permitirá bucear en las aguas de nuestro interior logrando encontrar nuestro fuego interior para estar firmes en la tierra y movernos con la rapidez y flexibilidad del aire.
Como expresa Jim Rhon:
“No desees que las cosas sean fáciles, desea ser tú mismo mejor”