Inteligencia Emocional

«No vayas mirando fuera de ti, entra en ti mismo, porque la verdad habita en el interior del hombre»

San Agustin de Hipona

Por mucho tiempo se relacionó la inteligencia con la medición del coeficiente intelectual relacionando el mismo con el éxito que podría tener una persona en su vida.

Sin embargo, podríamos derrumbar esta creencia trayendo a nosotros el ejemplo de William James Sidis cuya vida transcurrió de forma problemática y traumática a pesar de su alto C.I.

Fue para fines del s. que el psicólogo Howard Garden con su teoría de las inteligencias múltiples plantea la existencia de hasta 9 diferentes tipos de inteligencia que comienzan a construir un paradigma alternativo sobre el tema de la inteligencia.

Basándonos en el modelo triúnico de Paul Mc Lean podemos entender como nuestro sistema límbico ha jugado un papel importante en el proceso evolutivo del ser humano desde sus ancestros los primeros primates hasta la actualidad.

El termino Inteligencia Emocional se popularizo por la década de los 90’ con el reconocido bestseller que llevara el mismo nombre del autor Daniel Goleman, aunque fueron primeramente Salovey y Mayers quienes expresaron esta idea revolucionaria para esa época.

Una emoción es el conjunto de reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos que pueden pasar por expresiones fáciles, acciones o gestos, así como la aceleración/disminución del ritmo del pulso, la disminución/ incremento de la actividad de ciertas glándulas, o un cambio de la temperatura corporal.

Poseer inteligencia emocional no es ser optimista o estar siempre alegre y feliz; la expresión y experimentación de las diferentes emociones tiene una razón y sentido ya que las mismas son igualmente válidas, necesarias y sanas para nuestro desarrollo y evolución.

Según Salovey y Mayer (1997), “la inteligencia emocional incluye la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emoción; la habilidad de acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan pensamientos; la habilidad de comprender la emoción y el conocimiento emocional; y la habilidad para regular las emociones para promover crecimiento emocional e intelectual”

Trabajar la I.E. permite desarrollar de forma efectiva una interacción entre lo que pensamos y lo que sentimos en relación con uno mismo, con los otros y/o los acontecimientos, por lo que, de esta manera al reconocer nuestras emociones, nos permitimos razonar y solucionar problemas a partir de ellas utilizando estos cuatro pilares:

  • Percepción de las emociones tanto propias como ajenas: saber reconocer nuestras emociones, identificarlas y ponerles un nombre, así como las de los demás.
  • Comprensión de las emociones: saber relacionar nuestras emociones, comprender el paso de unas a otras, así como sentimientos complejos o contradictorios.
  • Control de las emociones: Admitir y estar receptivos a sentir las emociones, así como gestionarlas de forma eficaz.
  • Manejar las emociones: Es la capacidad de hacer uso de las emociones al servicio del pensamiento.

Para Goleman la competencia emocional constituye una metahabilidad que determina en gran parte la destreza que alcanzaremos en nuestras facultades. Desarrollar las mismas nos permite estar más conectados con nosotros mismos y nuestra intuición, ser más perseverantes, así como adaptables al cambio en momentos en que acontecimientos pueden generar mucha perturbación. –

Para este autor, las habilidades prácticas de la inteligencia emocional se dividen en intrapersonales (en relación con uno mismo) e interpersonales (en relación con los demás), las mismas son:

  • Autoconocimiento
  • Autocontrol
  • Automotivación
  • Empatía
  • Habilidades sociales

Dada su importancia dedicaremos un post a cada habilidad práctica.

Mauricio Perrone © 2024. Todos los derechos reservados.